Ahora que sabe que más de dos millones de bebedores problema han
logrado su sobriedad en A.A., puede que se impaciente por "hacer algo" por ese
alcohólico cercano a usted. Puede que desee explicarle que el alcoholismo es una
enfermedad y le recomienda que lea nuestra literatura y que se dirija inmediatamente a la
reunión más cercana de A.A.
A veces, esta manera de
tratar el problema tendrá éxito. Después de haber leído algunos folletos o libros de
A.A., muchos bebedores problema llaman a la oficina local de A.A., empiezan a asistir a
reuniones y dejan resueltamente atrás sus días de bebedor. Sin embargo, la mayoría de
los alcohólicos activos no están deseosos de recurrir a A.A., ni listos para hacerlo
sólo a petición de un ser amado. La costumbre de beber está fuertemente arraigada en la
personalidad y a menudo la compulsión por la bebida les hace rechazar cualquier ayuda.
Admitir ser un alcohólico, por evidente y sencillo que parezca, supone comprometerse a
hacer algo para remediarlo. Muy frecuentemente, un componente de la enfermedad es la
creencia por parte del alcohólico de que es necesario beber para hacer frente a la vida.
En la mente confusa del alcohólico, la necesidad de beber puede parecerle una cuestión
literalmente de vida o muerte. |